I. El Creador
Se trabaja ya en la zona interestelar designada EMV-9202, todo en esa área se analiza, se calcula, pues en ella se creará el primer sistema planetario hecho por el hombre, el hombre que desde hace siglos empezó a tomar por asalto los dominios de Dios, más nunca había estado tan cerca de hacerlos suyos, y en poco, en muy poco tiempo los habrá por fin conquistado.
Son ese sistema planetario sintético, conocido como Creación Primera y el satélite sondeador Última Frontera los frutos máximos del trabajo, de la dedicación y esfuerzo que hubieron de realizarse hace ya mucho tiempo, el esfuerzo de una compañía que tiene ahora más de mil quinientos años, la compañía-estado, la compañía que regeneró el planeta e hizo posible que la vida sobre el continuara en una nueva y bella flor, en el polluelo de una ave o en el hijo de una mujer, la compañía que abastece de agua sintética, energía y alimento a La Comunidad, la compañía es Geotech.
Las apacibles noches caen sobre los domos, y las ciudades que éstos encierran son bañadas por ese especial tono luminoso que proyectan los satélites linterna, los cuales alumbran las noches de este encumbrado hombre del siglo XXXVI, las noches de éstos días de gloria a la que hace siglos hubo opositores, gloria por la que hubo que luchar, la gloria que un solo hombre pudo soñar y realizar hace quince siglos, el hombre que fundando Geotech salvó y curó a la Tierra y a sus habitantes de los letales males que padecían en aquel entonces, el hombre que más tarde sería conocido como El Creador y que ahora atestigua cómo la civilización a que él dio lugar fabrica ya sistemas planetarios. En la mente de El Creador llueven los recuerdos que su cerebro ha almacenado en sus más de mil quinientos años de existencia, equivalentes al tiempo de vida de cuarenta y cinco portadores, es decir, cuerpos humanos clonados a partir de material genético de él mismo y los cuales han alojado su cerebro desde los ya muy lejanos días en que Geotech tomaba poco a poco cada país haciéndole elegir su futuro, la vida o la muerte, no había otra opción, era la vida o la muerte del hombre y de la Tierra misma...
Hace alrededor de un milenio y medio la Tierra era ya un cementerio: los bosques y selvas están talados casi en su totalidad y los que aún quedan están irremediablemente enfermos, morirán. El agua que se bebe es escasa y está contaminada, irreversiblemente contaminada, en realidad ya no importa de donde provenga con tal de beberla. La lluvia es un viejo recuerdo, ahora tan sólo es una ligera y agresiva brisa ácida y corrosiva. A decir verdad ya a nadie le importa, están resignados, de todos modos el fin está muy cerca y para algunos cuanto antes suceda mejor, para así poder dejar atrás esta lenta y miserable agonía. El hambre es generalizada y extrañas y letales enfermedades merman al que curiosamente engendró todo este mal: el humano.
Trinos, maullidos y ladridos son solo viejos recuerdos de aquellos compañeros del hombre que antaño alegraban la vida de este y que ahora, como también muchos seres humanos, han muerto también por causa de la locura que ha segado la vida de cientos de millones de seres en los últimos años, la locura del hombre que hizo de este planeta un infierno. Muchos de esos animalitos terminaron sus días también como un último y "decente" bocado en manos de sus afligidos dueños o gente en general, eran esos bocados la última comida "decente" que muchos tuvieron ya para siempre.