Página 10

domingo, 20 de septiembre de 2009

 


El Creador, su compañía con sus hombres y sus máquinas lo habían logrado, la Tierra es casi virgen de nuevo, esta limpia, purificada, plena de vida, los seres que sobre ella habitan volverán poco a poco a establecer sus poblaciones conforme a las posibilidades de la naturaleza, el planeta y sus seres son nuevamente un todo, un único ente viviente. Aún recuerda El Creador el día único en que se ordenó tanto a los FOOW's como a los NMB's agruparse en algunos puntos del planeta y ellos tras dos siglos de noble y fiel trabajo se destruirían entre sí sin dejar ninguna estela ni rastro. Los procesadores atmosféricos y las productoras de agua sintética, que ya no eran necesarios desde algún tiempo atrás, fueron removidos y llevados dentro de los domos, algunas como adornos, como reliquias y monumentos de ésta nueva civilización. El humano dependerá de sí mismo, eran aquellas las primeras décadas del siglo XXIII.

Hace ya trece siglos de ello y el humano actual del siglo XXXVI sólo puede ver y sentir el sol a través de las inmensas cubiertas translúcidas de los domos que encierran sus ciudades, jamás fuera de éstos, su mundo se limita a esos confines.

Todo el planeta Tierra, sus bosques, selvas, mares, valles, cumbres, animales y vegetales, todo absolutamente todo en él da ahora una muy buena idea de lo que en prácticamente todas las culturas primigenias se recordaba como una época dorada, como un edén. Viejos libros, códices, tablillas, papiros, describían ese paradisiaco lugar y todos ellos le daban una connotación divina, suprema, agradeciendo todos la fortuna de como especie humana también poder compartir tan hermoso lugar. Son esos vestigios de culturas antiquísimas la máxima atención de El Creador actualmente, solo él conserva este tipo de antigüedades, pues ya nadie pierde el tiempo en dioses, el hombre del siglo XXXVI se percibe a sí mismo como Dios y hará todo por probarlo, para hacerlo evidente. El Creador sin imaginarlo creó a la vez fatuos y pequeños dioses mortales que para su tristeza le recuerdan mucho al arrogante hombre del siglo XX y XXI, quien aún sin tantos prodigios se creía amo y señor de este planeta.

El hombre se alimenta a si mismo y por sus medios, no depende de nada que él mismo no haya hecho. Los satélites agricultores son una realidad y junto a las primeras huertas terrestres endomadas también abastecen de víveres a La Comunidad entera. Esos satélites agricultores fueron también importantes desarrollos para probar las futuras técnicas y tecnologías de lo que será llamada la más grande obra del ser humano. El Creador atestigua y dirige dentro de su portador número 45 la civilización que él creó, el planeta que regeneró y sin desearlo, también al pequeño "dios" mortal a que dio lugar. Este nuevo dios-máquina sin alma está a punto de hacer a un lado a Dios y ocupar su lugar, el orgullo y arrogancia crece enormemente, los dioses mortales proclamarán su gloria como jamás lo habían hecho; dioses que de sufrir alguna enfermedad o perder alguna extremidad, la colean para luego les sea injertada, curiosa clase de dios es ésta.

En la mente de El Creador hay recuerdos, viejos recuerdos y muchos sentimientos embalsamados. Recuerda como en su juventud le era repugnante la actitud y conducta de sus congéneres, del humano de aquellos muy lejanos días que vio terminada su civilización con la guerra de fines del siglo XXI, pero ahora un nuevo tipo de ser humano está en su cúspide y lo que El Creador percibe le causa igualmente desazón. Este "nuevo" humano es tan similar al anterior, después de todo este tiempo, el egoísmo, arrogancia e irresponsabilidad llevaron casi a la muerte al planeta hace quince siglos, ahora tendrá lugar la catástrofe del humano en sí. El planeta hace mucho que ya no está en peligro, todo es limpio, puro, como lo fue en un principio. La energía ya no es problema, los domos fueron construidos con celdas fotoeléctricas de muy alta captación, el Océano Pacífico y Atlántico albergan unas de las pocas estructuras artificiales del humano, las enormes turbinas marinas que aprovechan la fuerza interminable del mar, los satélites linterna durante el día captan energía que en la noche sirve para alumbrar las ciudades endomadas y la energía que no ocupan se envía a la Tierra; está también el magnetrón que captura la energía que desprende la Tierra en su movimiento de rotación de su campo gravitatorio. Los transportes son magnéticos y los propulsores de las naves y cohetes espaciales son de fotones, láser y otras tecnologías variadas que no afectan el medio ambiente o cuyo impacto en él es mínimo, prácticamente inexistente. Justamente en éstos días esas naves espaciales se ven activas como nunca, pues el Creación Primera y el Última Frontera les mantienen ocupadas, su labor es muy trascendente.











0 comentarios: